7.04.2011

9.Desayuno con diamantes. (Parte 1)

Era temprano y ya estaba en pie. Eso, era algo poco frecuente en mi. Pero tenía que salir de la cama y arreglarme. 
Salí de mi ático con el el tiempo justo y necesario para llegar cinco minutos elegantemente tarde. Tampoco quería parecer una ansiosa por llegar. En mi vida había estado más nerviosa.Ya no era el lugar, que en aquel momento era totalmente desconocido para mi, sino por el. El era ,la culpa de todo, de TODO. De mis sentimientos, de mis sonrisas, de mis preocupaciones, de mis lamentos...pero le iba a volver a tener, ese día, iba a volver a ser mio. Esta vez no dudé como en la anterior, porque esta vez le conocía, había hablado más con el, nuestra confianza era mutua. 

Subí al taxi y entusiasmada le dije al conductor la dirección. 
Aquel hombre debía de tener unos 50 o 60 años aproximadamente, pero apenas me fijé en el. Recuerdo sus ojos, eran verdes. Verdes como la misma esmeralda. Preciosos. 
Pero yo conocía unos incluso más bonitos que aquellos. Aquellos ojos que me tenían dominada. Aquellos que me habían enamorado. Aquellos ojos tiernos e irresistibles de color miel. Justin Bieber tenía unos ojos realmente increíbles. 
Me apoyé en la ventana y contemplé el paisaje. Nueva York era una ciudad mágica. Tanto de día como de noche. De día las tiendas y la gente dominaban la ciudad. También los museos, repletos de turistas de todos los países, de todas las culturas, de todas las razas y colores, allí reunidas para ver ese mágico NY que sale en todas las películas, pero que de cerca, era aun mejor. En cambio de noche las luces y la fiesta eran las que dominaban. Sitios caros y refinados como bares donde aspirante a cantante de rock lo da todo en el escenario. Por un sueño. Porque allí, en The City, es donde los sueños se cumplían. 
-Ya casi estamos señorita.-me dijo el taxista. Algo se accionó en mi estomago. 
-De acuerdo.
-¿Una cita?-no me esperaba esa pregunta, así que me sobresalte. El, se dio cuenta.-Perdona por entrometerme, pero he visto el brillo en tus ojos...
-Tranquilo. No me molesta. Si, si...tengo una cita...creo.-el hombre rió. 
-Es un sitio muy curioso para una cita. 
-Ya...
-Lo he sabido cuando has subido al taxi. Yo también tengo una hija. Y también tubo citas. Recuerdo el día en que nos presentó a el que ahora va ha ser su ex-marido. 
-¿Ex-marido?
-La palabra siempre, no existe. 
La palabra "siempre" no existe. Esta fue una frase que me marcó y que nunca olvidaré.
-Bien...ya estamos aquí.-anunció. No quería mirar por la ventana. Todavía no. No quería saber donde estábamos asta salir por la puerta y descubrirlo.
-¿Cuanto es? 
-¿Por una cita? Invita la casa-me gustaría haberle dicho que no, pero sabía que insistiría asta hacerme bajar del taxi, así que simplemente sonreí y le dí las gracias. 
Respiré hondo ante de abrir la puerta. 
Pero lo hice. La abrí. Y allí estaba el. El, esperándome delante de la puerta de... ¡Tiffany's

1 comentario:

  1. q romanticooooooooooooooo¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

    ResponderEliminar