Estaba en un parque solitario, abrazada a Justin Bieber y lo único que sabía es que le quería besar.
Tragué saliva. No sabía lo que me pasaba. Estaba allí con el. Abrazados bajo las sombras de los arboles. Inconsciente mente mis ojos se cerraban. Poco a poco dejé caer mis brazos. Ya no estaba rígida. Ya no estaba tensa. Ahora estaba relajada, tranquila. Notaba su respiración. El también tenía los ojos cerrados y sus dedos jugueteaban por mi piel.
Me acariciaba dulcemente la espalda mientras respirábamos con dificultad. Aquello se me hizo eterno cuando en realidad fueron escasos segundos, pero me encantaba y por mi hubiera durado mil años.
Pero los milímetros que separaban nuestras bocas se fuero reduciendo. Su nariz rozaba la mía. Mis labios se posaron sobre los de el, y así, se hundieron en un dulce beso.
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