10.21.2011

21. Carlos, el mejicano.

Capitulo explicado por P.

Dylan apretaba el acelerador con fuerza. Ya casi estábamos. Otra vez no, no quería volver a quedar en ridículo. Y menos delante de el. Pero mi madre era más importante que cualquier tipo de vergüenza. O que cualquier chico por guapo que fuera.
-Ya estamos aquí-dijo Dylan aparcando el coche delante de mi casa. Yo no dije nada. La voz no me salía. Solo asentí.
Me tocó la mano con delicadeza. Yo tenía la vista perdida, no pensaba en nada, pero cuando rozó mi mano...me tembló todo el cuerpo. Me cogió más fuerte de la mano. La apretó con fuerza. Y sin pensarlo, solamente dejando llevar mis emociones, dije:
-Entra conmigo por favor.
El asintió y bajamos del coche a la vez. Se aceró a mi y me rodeó con el brazo, haciendo que me sintiera mas segura. Pero yo seguía con la maldita pregunta en la cabeza: "¿Es que mi madre nunca me iba a dejar ser feliz?"
Cada paso que daba por mi inmenso jardín hacía que me sintiera peor. Los abrazos de Dylan ya no me ayudaban. Paré de golpe al llegar a la grandiosa puerta blanca. Saqué las llaves de mi bolso. Temiendo lo peor. Pero entré, ¿que remedio? Recorrimos el pasillo principal hasta llegar al comedor. Y allí estaba.
Mi madre llevaba una bata de seda, muy corta. Había bebido y un hombre de aspecto sospechoso la cogía por detrás.
-¡Mamá!-ella se dio la vuelta para  mirarme. Seguidamente empezó a reír.
-¡Hija! Mira, te presento a Carlos, es mejicano-dijo casi llorando de la risa y señalando a aquel hombre tan musculoso y con diferentes tatuajes repartidos por todo su cuerpo. Me enseñaron que no había que juzgar a la gente por su aspecto pero...Supongo que si mi madre se preocupara mas por mi y me viera agarrada con un chico con pinta de motero y encima borrachos me mataría.
-Vale mamá, ¡muy bien! Pero es tarde y ya va siendo hora que que Carlos se vaya a su casa ¿no crees?
-¿Y este chico quien es?-dijo como si no hubiera escuchado lo que acababa de decir-¿Es tu novio?
-¡No! Y eso no es lo importante ahora, mamá, as bebido demasiado, vete a la cama.
-Vale aguafiestas...-se agarró ferozmente a Carlos-Ya te llamaré-el, sonrió maliciosamente. Cogió su chaqueta, me miró con desagrado y se fue.
Mi madre, riéndose a carcajadas, se fue a la habitación. ¡Estaba harta! ¿Porque estas cosas me tenían que pasar a mi? ¿Porque no se lo podía contar a nadie? Sentía la necesidad de hacer feliz a todo el mundo, pero, ¿a mi quien me hacía feliz? Nadie, nadie lo hacía. Yo era la chica alegre, despreocupada, la que estaba siempre feliz y hacía que su vida pareciera fácil. ¿Pero alguien me conocía realmente?
Dylan, que había estado allí cogiendo mi mano con fuerza, me miró a los ojos. Los suyos, negros, firmes, potentes brillantes, mientras que los míos, claros e inseguros, a punto de descargar un mar de lagrimas deseaban la tranquilidad.

10.17.2011

Fin de semana

Me quiero disculpar. He estado muchísimos días sin escribir. Pero he estado fuera. Ya se que tendría que haber avisado. Lo siento. En serio.
Bueno, igualmente os diré, que la historia no se ha acabado. Que aun quedan muchas cosas por vivir entre Sam y Justin.
Un beso muy fuerte y recordad que podéis contactar conmigo enviando un e-mail a: elamornosiempreessencillo@gmail.com 
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10.09.2011

20.Salí del cuento de hadas

Me mojé la cara con agua fría. Me miré al espejo. Me daba asco. Pero no el, para nada. Yo me daba asco. Había salido de mi misma. Había traicionado todo lo que yo pensaba. No sabía quien era. Tal vez, parezca una exageración.
Yo siempre me había visto madura. Mayor. Pero en aquel momento me sentí estúpida, pava, como una niña de 10 años. Como aquella niña que cuando veía una escena de sexo en la televisión se tapaba los ojos.
Y Justin, había sido tan frío...Yo le quería. Y no penséis que no quería hacer esas cosas con el. ¡Claro que quería! Pero no de esa manera. ¿Que si había pensado en sexo? La respuesta es un claro SI. Pero al ponerme en la situación, me di cuenta de que no estaba preparada. Cosas de la vida. No lo entiendes hasta que te pasa.
Salí del baño. La única solución que vi en aquel momento fue hacer como si nada.
-Sam, ¿No sabrás donde están P y Dylan?
-Pues no la verdad...
-Las llaves de mi coche no están
-Y P se ha llevado su bolso y todo
-No se porque, pero tengo la sensación de que no van a volver-dijo, entonces, me miró, con una sonrisa de las suyas. Me relajé. Seguidamente, le devolví la sonrisa-Pues tendremos que coger un taxi.

Caminó delante mío. Me resultaba bastante extraño, ya que siempre me cogía de la mano, pero no quería pensar en ello. Quería sentirme relajada. Se lo tenía que contar a alguien. Necesitaba a P.
El ascensor bajaba lentamente. ¿Y si todo había cambiado? ¿Y si no volvía a ser como antes? Mi cabeza no paraba de dar vueltas, pero no mas que las que daba mi estómago.
Durante la bajada no dijo nada. Temía que en el taxi también sucediera.
-Estoy llamando a Dylan pero no me lo coge-dijo una vez le había dicho la dirección de mi casa al taxista.
-Y P lo ha apagado-hizo una mueca.
No dijo nada más. Veía Nueva York desde mi ventana. Esta vez, sin encanto ninguno. Las luces, la ciudad, la música, la gente...era una ciudad mágica, pero esa noche, para mi no.
-Ya hemos llegado-dijo el taxista parando en mi calle.
-Ya pago yo-dijo Justin.
-Vale gracias.
Se acercó a mi para despedirse. Llevaba todo el trayecto pensando en ese momento. Se acercó a mi, y me besó. No me dijo nada. No me dijo "Te llamaré" ni "Tenemos que volver a quedar enseguida". No me dijo que me quería, ni siquiera me dijo adiós. Simplemente espero a que yo saliera del coche.
Tal vez, mi cuento de hadas había acabado.

10.07.2011

19.Como ella me hace sentir...Por P.


Nota: este capítulo esta explicado por P.

De mientras que S y Justin miraban Nueva York en plan escenita de peli de amor, yo, me concentraba en Dylan. Y resultaba difícil no hacerlo. Estaba apoyado a la pared con esa postura tan sexy y una copa de champan en la mano. Me acerqué a el.
-¿Quieres?-dijo ofreciéndome su copa.
-Si-el me cedió su bebida. Seguidamente cogió la botella y  bebió a morro. Yo, le mire indignada. ¿Y yo me tenía que conformar con una copita de nada? Como se notaba que nos acabábamos de conocer.
-¿Qué?-yo no contesté. Simplemente le arrebaté la botella de entre las manos y bebí. El me miró que esa estúpida (pero ridículamente atractiva) risita irónica.-No esta mal, pero no sabes beber.
-¿Perdona?-el rió.
-Pues eso, que no sabes beber. -¿Qué yo no sabía beber? Si yo no sabía beber, ¿quién sabía?
-¿Sabes lo que te digo?-contesté. Con la frase perfecta en la punta de la lengua. Pero no la pude decir.
-No, pero ¿sabes lo que te digo yo?-interrumpió Dylan de inmediato- Que mejor, cambiemos de tema.
Entonces se me acercó. Me cogió por la cintura con esa cara de picardía que tanto me gustaba. S y Justin se habían ido. Así que estábamos solos.  Sus labios se acercaron a los míos. Sentí su olor…sus manos…finalmente, sus besos. ¡Y que besos! Tal vez es arriesgado decirlo, pero hubiera jurado que era el mejor beso de mi vida.       Pero algo grito dentro de mi. Algo, hacía que no disfrutara de, posiblemente, el tío más guapo con el que había estado.  Entonces, como de costumbre, hice caso a mi instinto, y me aparté delicadamente.
-Pues va a ser que no-pero esto, no lo dije yo, lo dijo Dylan. Yo quería decirlo, pero el se adelantó.  Pro un momento me quedé perpleja. ¿Era necesario que me quitara las palabras de la boca?
-¿Qué?
-Que no besas tan bien…-dijo con una mueca de fastidio. En aquel momento sentí TANTO ODIO.  Me acababa de decir que no hacía bien las dos cosas que mejor se me daban. ¡Solo faltaba que me dijera que vestía mal!
-Pues tranquilo, no tendrás que volver a soportar esa tortura-entonces el por primera vez en la noche, pareció sorprendido. Tal vez no le había dicho lo que se esperaba. Entonces, se acercó a mi. A mis labios. Pero no me besó. Simplemente, me hablo, muy flojo. Delicadamente. Pero con odio en sus palabras. Todo es me encantaba.
-¿Me estas diciendo que no me vas a volver a besar?-nunca me había sentido así. ¡Me daba rabia! Mucha rabia. Era como si de repente lo odiara. Y es que le odiaba, con todas mis fuerzas.
-Exactamente-el sonrió, pero algo nos interrumpió.
Mi iPhone sonaba. Me aparté de el para poder responder a la llamada. ¡Oh no! Era mi madre.
Desdé que mi padre murió mi madre no paraba de hacer tonterías. Apenas pasaba una noche en casa, y siempre me llamaba cuando tenía problemas. Nunca hablábamos, tampoco comíamos juntas, siempre me prometía que iba a cambiar.  A hacerme un poco de caso.  Pero yo ya había perdido la fe. Realmente, me había  criado sola. Exceptuando ha alguna niñera que otra.
-Dime mamá
-¿Peeeeneeelope?- dijo con la voz temblorosa. Enseguida me di cuenta de que estaba borracha. -Ven a casa por favor.
-Mamá ¿qué pasa?-se hizo el silencio- ¡Mamá! ¿Mamá?-yo gritaba, pero nadie respondía. Finalmente colgué el teléfono-¡Joder!-Esta vez si que me sentía cabreada. Cabreada era poco, también estaba preocupada. Preocupada por lo que le podía haber pasado.
Dylan me acarició por detrás. Pillándome totalmente por sorpresa. Por un momento me había olvidado de que el estaba allí. Es que, cuando hablaba con mi madre, era como si el reloj se parará, y todo lo feliz, de golpe, se borrara. Como si nada que te hubiera echo sonreír existiera. Con dos palabras, mi madre, era capaz de hacerme sentir como una adulta, responsable, como si yo fuera la madre. Por eso, cuando ella no estaba, y no tenía que hacerme caso de sus problemas, me liberaba, y hacía lo que sentía, lo que me gustaba, lo que quería.
Pero tampoco quiero hablar de mi madre con una alcohólica ni una drogadicta. Para nada.  Solo, que pasa mucho tiempo fuera. Siempre esta de viaje. Solamente ocupándose de lo suyo. 
-¿Pasa algo?-yo, con los ojos llorosos, asentí.  ¿Cómo me iba yo a mi casa ahora?
-¿Te llevo a casa?- no sabía como se había dado cuenta, pero me daba igual, simplemente asentí.
Las llaves del Lamborghini de Justin estaban encima de la mesa. Dylan las cogió.



10.03.2011

18. El error

Entramos en el lavabo. El caminaba delante mío.  Cerró la puerta. Ya estábamos allí.  Se acercó a mi. Me abrazó con fuerza, y sin ninguna ternura ni dulzura me besó.  Sentí su lengua(básicamente por que estaba en mi boca). Luego sus manos, que ya no estaban en mi cintura y me cogían fuertemente el culo.  Nuestras bocas se separaban y se volvían a juntar.
Yo simplemente le cogía. No sabía que hacer. No sabía donde tocar. ¡Parecía tonta! Justin se había liado con un montón de chicas. Eso seguro. En cambio yo, no. Me sentí como una niña pequeña. Como la niña que jugaba a ser mayor. A que era madura. En ese momento me sentí esa niña. Pero ya no lo era, y no estaba jugando a papas y a mamas.
Una de sus manos se alejó, y dejó de tocar mi piel para tocar la suya. Empecé a pensar. ¿Le tenía que tocar yo? Espera, ¿el me iba a tocar a mi?¿pero asta donde?

En mi cabeza zumbaban mil ideas. Lo que yo quería era dejarme llevar. Disfrutar del momento. Le quería, de eso estaba segura, ¿no? Si, si, le quería, o tal vez solo me convencía de ello. Siempre que me besaba se me ponía los pelos de punta, esta vez no. Esta vez noté que estaba haciendo algo que no quería.
Sus manos ya no estaban en mi culo. Estaban subiendo desde mi cintura hasta mis pechos por debajo de la camiseta. Me estampó contra una de las paredes. 
Apartó un momento sus labios de los míos. Me miró, pero no a los ojos. No miraba ningún sitio en concreto.  Cogió mi mano y la arrastro hacia….hacia….¡bueno! Hacia ESE SITIO.  ¿Qué hacía? ¿La apartaba? ¿Tocaba?
Mi estomago se retorcía de dolor. Eran los nervios. Mi cabeza iba a explotar. ¿Qué estaba haciendo? ¿Quería hacerlo?
Me sentí tonta. Me sentí estúpida y pava. En aquel momento, me odié a mi misma.  
-Toca por dentro-me susurró a la oreja
Entonces mi cabeza me gritó ¡NO! Y yo hice caso.
Me aparté de el. No podía ni mirarle a la cara. ¿Que acababa de hacer?
-Vale, da igual...-dijo Justin mientras se giraba camino a la puerta.
-Justin, ¡espera!-dije, aunque realmente no se porque. Simplemente me salió. No quería que todo acabara así. Pero el solo se giró, esperando una respuesta. No vino hacia mi. Se quedó allí plantado. Sin más. Con la mirada perdida. Y me di cuanta, había sido un error. 

Gané

Hola a todos/todas.
Bueno, estoy muy contenta y lo quiero compartir con vosotros. No se si conoceis la página de http://wambie.com/, pero allí, me presenté el otro día a un concurso que se llama: el blog del mes. Y bueno, he ganado.

Gracias a todos/todas las que leiais mi blog desde el primer día. Pero tambiés quiero dar las gracias a la gente que ha visto el enlace de este blog en Wambie y le ha dado una oportunidad. Significa mucho para mi.
Espero que os guste y digais leyendo.
Soys los mejores.
Os quiero. S.