11.28.2011

25.Mis únicas ayudas

-¡Sam! ¿Que te pasa?-Justin estaba allí.
.¿Que haces aquí?
-Yo...yo venía a decirte que....bueno....que...-tartamudeó. Me cogió de la mano y me ayudo a sentarme en la cama-S, lo siento. Quiero que me perdones. En serio. Me pasé. Se me fue la cabeza. Es que, me sentí raro, no se...no se como explicarlo. Pero te quiero. Lo tienes que tener claro. Nunca en mi vida he querido tanto a nadie y...
No me lo pensé dos veces. No le dejé continuar. Le besé. Con fuerza apreté mis labios con lo suyos. Normalmente, hubiera tenido una reacción más decente, y no le hubiera besado. Me hubiera vuelo a hacer la difícil. Pero al final, hubiera vuelto a sus brazos. Pero con lo que acababa de pasar, quería vivir los pocos momentos felices que se me fueran presentando. Sin importar lo que pasara luego.
-Te he llamado mil veces esta mañana. Y no me cogías el móvil. No sabía que hacer, así que he decidido entrar por la ventana.
-Si, se me acabó ayer la batería y... no se donde tengo la cabeza.
-¿En mi?
-No, no creo-seguidamente le di un pequeño golpecito en el hombro. El me volvió a coger y me besó.
Yo reí. Estábamos en mi cama, abrazados, hablando y besándonos. Ya casi no recordaba lo que había venido ha hacer allí. De hecho, no tenía ganas de recordarlo. No quería pensar en lo que había pasado abajo. No quería creerlo todavía. Pero el me hizo recordarlo.
-Y, ¿porque venias llorando? ¿ha pasado algo?
-Mis padres...bueno...se van a...separar-decirlo en voz alta me dolió más de lo que yo había pensado-Bueno, ya lo han hecho. Mi madre ya tiene sus maletas hechas. Hoy me iré con ella. No está muy bien.
-Y, ¿como estas tu?
-Eso no importa ahora.
Me abrazó con más fuerza todavía. Luego llamaría a P. Realmente, ellos dos, eran mis únicas ayudas. Los que harían que el insufrible divorcio de mis padres, fuera más llevadero.

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Hola,
soy la escritora de este blog, y quería explicar la razón por las que no escribo tan frecuentemente. En realidad, son varias razones.
La primera, es porque no tengo tiempo. No quiero que penséis que no escribo por dejadez o por pereza, es simplemente falta de tiempo. Tengo exámenes, amigos... Además, muchas, por vuestros comentarios, pensáis, que yo solo tardo cinco minutos en escribir, cuando en realidad necesito mínimo 1h (las que escribís como yo lo comprenderéis)
Otra de las razones, es, porque últimamente, la situación que hay en mi casa no es del todo...digamos normal. También se puede decir que es todo básicamente una mierda.
Ultimamente, lo que escribo en el blog, son cosas muy personales. Cosas que siento y que vivo constantemente. Y son cosas, que se, que tu, esa persona que me esta leyendo ahora mismo, puede vivir. A veces, sentir que alguien te comprende es una buena sensación. Yo no la he sentido. Pero conservo la esperanza de que algún día si.
Gracias a esas personas, que me seguirán leyendo a pesar de lo que tarde. Sois vosotras, las que me hacéis ver que realmente merece la pena lo que escribo. En fin, cuando te gusta mucho un libro ¿no esperas a que la escritora lo termine? Suelen pasar al menos unos meses.
También me he planteado muchas veces en cerrar el blog. Pero no puedo, porque tal vez de 100 personas, 80, se cansarán, pero serán esas 20 personas, que aran que valga la pena, y que me demostrarán, que de verdad les gusta.
Y así, le digo a todo el mundo, que perdón. Perdón por no escribir. Pero que me comprendáis. He llegado a ver comentarios, ¡horribles! Una cosa es una crítica, y otra muy diferente son insultos.
Espero que sigais leyendo. Sois las mejores.
Un beso muy grande
S.

Gmail: elamornosiempreessencillo@gmail.com
Facebook: Elamor Nosiempre Essencillo

24.La noticia

Me desperte, ni siquiera llevaba el pijama puesto. Estaba tumbada en la cama, tapada por una manta. Con la ropa del día anterior todavía puesta. Mis ojos estaban hinchados de tanto llorar. No podía más. No podía soportar más el dolor que sentía en aquel momento. El dolor que Justin me había provocado. Lo que era raro, era que mis padre no me hubieran despertado. Era domingo, y de todos los días de la semana, el domingo era el más importante. Era el domingo familiar. En el que desayunábamos en familia y nos explicábamos como nos había ido la semana. Yo tendría que bajar, sonreír, y decir que mis ojeras eran porque no había pasado una buena noche. Eso era lo que yo tenía en mente la noche anterior. Pero era tarde, y todavía no sabía porque mis padres no habían hecho acto de presencia. 
Me puse algo decente de ropa y baje. Mis padres no estaban en la mesa del comedor. De hecho, estaban en el sofá. Hablaban flojo. Solo pude entender bien una pocas cosas:
-Yo creo que es demasiado pronto....-oí sollozar a mi madre. Por su todo de voz, parecía estar llorando. 
-¡No! No es una cría, asúmelo de una vez-decía con severidad mi padre. ¿Hablaban de mi? ¿Que pasaba? 
Miles de millones de ideas cruzaban mi mente a la velocidad de la luz. ¿Me enviaban a un internado a suiza? Tal vez no era tan mala idea, así no tendría que soportar volver a ver a Justin. Pensé en algo peor. Tal vez, ¿el abuelo había vuelto a enfermar? Eso ya era más probable. Tuve miedo. En ese momento, no pensé en Justin, no pensé en P. En ese momento, no pensé. Simplemente tuve miedo. 
Mi padre, se dio cuenta de mi presencia y giró la cabeza. Eso solo hizo que mi madre llorara aun más. 
-¿Que pasa?-dije con un hilo de voz. 

-Sam, hija siéntate aquí un momento. Te tenemos que dar una mala noticia-vi a mi padre más preocupado de lo normal.  
-¿Pasa algo malo?-pregunté
-Tu siéntate cariño-dijo mi madre. Yo obedecí. Algo pasaba. -Lo que pasa es que...
-Deja que se lo explique yo-interrumpió mi padre. Mi madre agachó la cabeza.-Tu sabes, que, bueno...últimamente tu madre y yo hemos ido teniendo problemas.
Tomé aliento. Por un momento me quedé sin respiración. Pensé, rebobiné la cinta de mi vida, y pensé por un momento, en alguien que no fuera yo. ¿Habían estado mal? Si. Claro que si. Mis paredes no estaban insonorizadas. Les oía discutir, muy a menudo. Cada vez más, y por cualquier tontería. La verdad, es que yo desde muy pequeña ya estaba hecha a la idea. Yo lo tenía muy claro. Recuerdo muchas noches, de niña, encerrada en mi habitación, con la cabeza entre las piernas. Tapando mis orejas, poniendo la música al máximo. Negándome a aquello. Muchas cosas empezaban a encajar. De hecho, todo empezaba a encajar. 
-Así que hemos tomado la decisión de, bueno, estar separados un tiempo. 
Mi madre parecía que ya no podía más con aquello. Dolía mucho, dolía mucho ver a mi madre así. En cambio mi padre, parecía estar bastante bien. Supe enseguida quien había roto con quien. No lo pude evitar. 
Las lagrimas empezaron a descender por mis mejillas. ¡No tenía ya suficiente! Por algún motivo, estaba siendo castigada, ¿había hecho algo malo en mi vida? ¿Merecía realmente aquello? 
-Bueno, ¿que opinas?-continuó mi padre.
"-¿Que opinó? Que mi vida es una mierda. Que nunca puedo ser feliz. Pero no porque no quiero, sino porque la vida no me deja. Que me obligáis a madurar. Que no quiero. ¡No quiero tener problemas! ¡Quiero que mi vida sea la de una chica normal de mi edad! No quiero un famoso. No quiero unos padre divorciados. ¡No quiero eso!" 
Eso era lo que yo pensaba realmente, pero en vez de decirlo, sonreí.
-Si así estais mejor, es vuestra decisión. Será a bien no a mal ¿no?
-Eso lo tiene que tener mi claro. Tu madre y yo nos llevaremos bien igualmente.
-Pues entonces me pare bien. Si así sois felices, es vuestra decisión. 
-Ahora ya me quedo más tranquilo. Es que estábamos preocupados por esto. Pensábamos que a lo mejor te lo tomarías a mal. -¿Que alojemos me lo tomaría a mal? ¿No veía mis lagrimas?-Tu madre se irá hoy a el otro apartamento. ¿Te quedas conmigo? ¿O con ella?
Todas mis cosas estaban en "casa de mi padre", era lo más cómodo. Pero vi la mirada de mi madre hacia mi, era de esperanza. 
-No, creo que me iré con mamá. 
-De acuerdo cariño.-sonrió mi padre
-Yo subiré arriba, a por mis cosas. 
Aun llorando subí las escaleras. Corriendo. Como si en 4 segundos los peldaños fueran a caer. Abrí la puerta de mi habitación. Dispuesta a entrar y tirarme en la cama. Pero algo lo impidió. O mejor dicho alguien.

11.09.2011

23. ¡Quiero ser libre!

Corrí escaleras arriba. ¡No podía ser! No podía creerlo. No quería creerlo. No quería hablar con nadie. Solo con P, claro, que ella estaba ocupada. Mi mejor amiga estaba con Dylan. Porque su vida era fácil, totalmente fácil, y yo, la envidiaba por ello. Hacía lo que quería, tenía a todos los chicos que deseaba y nunca se enamoraba. Ella nunca sentía esa sensación tan agradable de esperanza, esas calidas sonrisas, ni esa mirada tierna que hace que tu corazón se derrita. Pero tampoco sentía el miedo a perder a esa persona ni el darte cuenta de que el chico del que creías estar enamorada no es como pensabas, no tiene nada que ver.
Eso era lo que me acababa de pasar a mi. Un desilusión amorosa. Justin no era como yo había pensado. No era tan tierno, tan dulce ni tal cariñoso. No era un príncipe. Pero era de esperar. Estas cosas no me pasaban a mi. Era todo demasiado perfecto, demasiado bonito para ser cierto. No podía ser.  Yo no era la princesa de un cuento de hadas. Yo no era la protagonista de una novela de amor. Yo no era la chica que ocupa el corazón de ese chico tan guapo y tal especial.
¿Porque tenía que ser todo tan difícil? ¿Porque siempre se tiene que complicar todo? Alguien me puede decir ¿porque el amor no siempre es sencillo? ¿Porque tenemos que sufrir por amor? 
La definición de amor es: 
(Del lat. amor, -oris).
1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unción de otro ser. 
 Aquí no dice nada de que te tengan que dejar hecho una mierda. Aquí no dice eso. Pero que mas da lo que diga el diccionario. Yo digo que nos revelemos. Que luchemos contra el mundo. A la mierda el amor. A la mierda todo. Dejemos de creer en esa otra persona. Creeamos en nosotros. Salgamos, hagamos lo que nos de la gana...
Pero ni diciendo estas cosas me creía a mi misma. Estaba enamorada de el. Lo que tenía que dejar de estarlo. Olvidarme. Esa idea estaba clara en mi mente, pero no en mi corazón.
En mi corazón todavía cavia la esperanza de que viniera a por mi, con un ramo de rosas azules, y que me dijera que lo sentía.

11.08.2011

22.Miedo de sentir.

Capitulo explicado por P.
Me acerqué a el. Le abracé. Le abracé como nunca había abrazado a nadie. Le apreté contra mi. El hacía lo mismo. Sus brazos se posaban al rededor de mi cuerpo mientras yo 
hundía la cabeza en su pecho.
Nunca había hecho eso, nunca 
había dejado que nadie me viera llorar. Pero ese día hice una excepción. Ese noche, abracé a Dylan, y lloré, como si nunca hubiera llorado, saqué del mas oscuro fondo de mi corazón, todo lo malo, dejando solo, lo mejor de mi.Estábamos en el sofá de mi casa, mi madre ya hacia rato que dormía. Lo que no sabía, era si habían pasado horas o minutos. Días, meses, años... no lo sabía.
Parecía que mis lágrimas cesaban. Me acarició cariñosamente el pelo, y me dedicó una dulce sonrrisa.
-¿Ya estas mejor?-dijo 
mirándome a los ojos.
-Si-dije mientras me volvía a acomodar en su pecho-Gracias-añadí.
-No me las des. En realidad no he hecho nada. No he sido capaz de decirte nada. Soy muy torpe para estas cosas.
-Pues me has 
ayudado. Me has ayudad más que nadie me ha ayudado nunca en mi vida.
-P, ¿alguien sabe esto? Lo de tu madre digo. 
-No. Y ya se lo que me dirás; que no es nada malo, que no me tengo que avergonzar, que lo cuente, que me libere...
-No. No te voy a decir eso. Porque eso no es lo que haría yo.
¿Que era esa sensación? Sentí que me comprendía, que sabía de lo que hablaba. Que sabía como me sentía. Y así fue, con la siguiente frase me lo demostró.
-¿Porque 
gritar le al mundo lo que sientes cuando puedes sonreir y fingir que todo este bien aunque por dentro te pudras?
Me entendía. 
Dylan me entendía. No me lo pensé dos veces. Después de todo lo que acababa de pasar, le besé. Me acerqué a el, nuestras narices se tocaron, cerramos los ojos, y nos besamos.
Decir que fue el mejor beso de mi vida, era poco. La 
manera que tenía de hacer que sus labios
rozaran los mios, la manera de mover la lengua que tenía, incluso la manera de acariciar 
suavemente mi espalda haciendo circulitos con los dedos me hacía sentir como nunca. Única, y especial. 
No pensaba, simplemente le besaba, le acariciaba y dejaba que me mordisqueara la oreja de manera cariñosa.
Lo mejor de todo, fue, que no se intentó pasar. Fue poco a poco. Haciendo bromas de vez en cuando. 
SonriendomeAcariciándomeHaciendome cosquillas.
-P, por cierto-interrumpió-¿Que hora es?
Miré el reloj. ¡No me lo podía creer! No podía ser tan tarde. El, que también lo miró.
-Casi que me tendré que ir a casa ¿no?
-Son las 6 de la mañana, si, vete a casa.
Los dos 
reímos. Me daba pena que se tuviera que ir, pero ahora que me daba cuenta, estaba agotada. Me acarició la mejilla con el reverso de la mano. Me besó por ultima vez, se levantó, y se fue. Como si nada. Dejandome allí, en el sofá, estirada, y muerta de miedo por aquello tan intenso que acababa de sentir.