7.06.2011

9.Desayuno con diamantes. (Parte 2)


Justin esperaba en la puerta de una de las joyerías más prestigiosas de Nueva York. ¿Pero que digo de Nueva York? Del mundo entero. Tiffany's & Co.
Estaba apoyado en la pared, con una pierna en alto, y miraba hacia todos los lados. No sabía si buscándome a mi o a sus histéricas fans. Por su gorra y sus gafas de sol me imaginé la segunda opción. En una mano llevaba una bolsa de Starbucks. Me quedé observando desde el otro lado. No me podía mover. Mis pies no avanzaban. Pero el si que me vio. Nos quedamos parados asta que sonrió y vino corriendo hacia mi. Yo le imité y nos encontramos allí, en medio de la calle, abrazados. Puse mis brazos al rededor de su cuello, y el, los suyos al rededor de mi cintura.
El abrazo no fue muy largo, pero fue intenso. Todos mis sentidos se despertaron a la vez, e incluso creo que uno que no había sentido nunca, pero ¿el amor era un sentido? La vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato. De esos cinco si que estaba segura.
-Que guapa-dijo mirándome de arriba a bajo.   
-¿No llevamos ni dos minutos y ya me tiras la caña?-rió. Echaba de menos su sonrisa.
-Anda vamos.
-¿Donde?-sonrió y me señalo con un movimiento de cabeza Tiffany's. Me cogió de la mano. Otra vez. Sus manos, su piel, su tacto. -¿Pero que piensas hacer allí?
-Nada...mirar el escaparate.
-¿Quieres mirar joyas?-dije incrédula. Rió, pero no contestó a mi pregunta de inmediato. Me daba igual, era de sobras, solo por ver su sonrisa cualquier cosa merecía la pena.
-Le quiero comprar algo a alguien.-por un momento pensé que tal vez a mi, pero luego reflexioné. Era evidente que a mi no.
-¿Quien?-
Me miro fijamente y entonces con aires de chulo me dijo:
-A una chica.-se acercó más y de susurró a la oreja-que no eres tu-me dolieron. Sus palabras me dolieron. Pero no quería que el lo notara así que me hice la desinteresada. O al menos lo intenté. Quería saber a quien, quien era aquella chica. QUIEN. No contesté. Me quedé perpleja. -¿Celosa?
-¿Quien? ¿Yo?
-Si, tu.
-¿Celosa de que? Fantasma...-me miró con ternura a pesar  de que le acabara de llamar fantasma.
-Es para mi madre.-me relajé. Yo era oficialmente idiota. -Será su cumpleaños pronto.-me apretó la mano.
-¿Y quieres que té ayude a elegirlo?
-Exactamente.
-¡Ah! Toma.-me dijo pasándome la bolsa.-He traído el desayuno. Entonces saqué un chocolate caliente y unos cruasans pequeñitos. Me quedé atónita y el sonrió. 

Era como en la primer escena de Desayuno con Diamantes, cuando Audrey Hepburn vuelve de fiesta por la mañana y desayuna mirando el escaparate de Tiffany's.
-Me dijiste que era una de tus películas favoritas. -no lo puede evitar y le abracé corriendo. 
-Eres idiota.
Era tan horriblemente mono. No me lo podía creer. 
-Anda vamos-dijo tirándome de la mano para que entráramos. 

3 comentarios:

  1. breakfast at tiffanys pero q bonitooo hihihihi molt interesant a ver cuando escribes masss

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  2. Me tienes enamorada de este blog, aquí me declaro una seguidora incondicional!!!!!

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  3. lo mismi digo lavidadeeme

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