8.03.2011

12.El despertar

Así tal cual nos despertamos por la mañana. Abrazados en mi cama. Un noche perfecta, a su lado.
-Buenos días princesa.
-Buenos días- dije acercándome mucho a sus labios. El intentó besarme, pero falló.
-Ya,¿a las 7 de la mañana me rechazas?
-A las 7, a las 8 a las 9 y a todas horas.-Justin sonrió.
-¿Te he dicho alguna vez que me encantas?
-Creo que si.
Se levantó de la cama separando nuestros cuerpos. Me miró y sonrió. ¡Oh! Que sonrisa.
-Me voy a tener que ir ya. dijo mientras se sentaba en el borde de la cama y se ponía los zapatos.
-Lo se, pero no quiero.-entonces me incorporé  y le abracé por detrás. Le empujé delicadamente hacia la cama de nuevo. El sonrió. Estaba tumbado con los pies colgando. Yo ampollando la cabeza en mis manos, mirándole desde arriba.
-¿No quieres que me vaya?
-No-negué sonriendo
-Pero me tengo que ir.
-Lo se.
-Pero no quieres que me vaya. -negué con la cabeza.-vale, no me iré, pero deja que te bese.
-Adiós Justin-los dos reímos.
Entonces oímos el ruido de una puerta que se cerraba. Seguidamente unos pasos. Justin y yo nos quedamos helados. Saltó de la cama para esconderse debajo de ella. Yo cogí el teléfono. Mi madre entró.
-Hola, cariño. ¿Ya estas despierta?-mas que despierta estaba nerviosa.
-Si, es que tenía que llamar a P.
-Ya veo-mi madre sonrió. Se lo había tragado. Estaba apunto de salir por la puerta cuando-a por cierto, no le diré nada a tu padre del chico que hay debajo de la cama. -me quedé paralizada. ¡Como lo sabía!-solo por curiosidad, ¿quien es el hombre misterioso?
Justin salió de su escondite. Rojo, como un tomate. Le daba vergüenza. Era impresionante como era capaz de salir delante de millones de personas y cantar, pero agachaba la cabeza delante de mi madre.
-Hola-murmuró
-Hola-contestó mi madre alegremente con una sonrisa.-¿Que tal?
-Bien...
-¿Tienes hambre? ¿Te quieres quedar a desayunar?
¡Oh no! Los desayunos para mis padres eran la comida más importante del día. Deseé con todas mis fuerzas que Justin pusiera una excusa y dijera que no.
-Claro, ¿Porque no?
Suspiré. Entonces Justin me miró como diciendo: "¿puedo quedarme?". Yo asentí, en fin, ya era demasiado tarde.
-Vale, pero finge que no dormiste ayer aquí. -puse los ojos como platos. ¿Pero como demonios lo sabía? La curiosidad me mataba. No lo pude evitar, pregunté.
-¿Como lo sabes?
-Samantha, por favor. Tu padre hacía lo mismo.
Salió por la puerta. Justin y yo nos miramos y reímos a la vez.
-¿Te importa que me quede a desayunar?
-No, pero cuidado con lo que dices. Mi padre es muy...exigente.
Yo estaba sentada en el borde de la cama, con las piernas colgando entonces el apoyó sus manos en mis rodillas y nos miramos fijamente a los ojos.
-¿Me presento como tu novio?
-No, eso sería presentarte como una mentira.-estábamos muy cerca.
Rió irónicamente. Apartó una mano de mi rodilla, me acarició dulcemente el pelo, se acercó un poco más a mi, besó mi mejilla delicadamente, como si fuera de porcelana, como si me fuera a romper, y luego me susurró al oído:
-Hagamos que sea verdad.

2 comentarios:

  1. Oins cariño, eres lo mejor.
    Te quiero mucho ;D
    sigue escribiendo, porque me encanta!

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  2. OHH! que lindooooooo *-* ! me mató el : hagamos que sea verdad..
    Ojalá estas cosas pasaran en la vida real !

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